Ernesto R. Bruzzone, médico Veterinario, Director del Instituto de gastroenterología y nutrición veterinaria , ex Veterinario externo a cargo del servicio de endoscopia F.C.V.
En la clínica diaria de pequeños animales nos encontrarnos con pacientes que presentan vómitos que no responden al tratamiento, diarreas crónicas que son refractarias a la terapia. Síntomas que desaparecen transitoriamente y luego regresan. Pérdida de peso y deterioro progresivo del animal.
Ante la presencia de pacientes con estas características, es necesario e imprescindible llegar al diagnóstico definitivo para dar una respuesta con precisión. Para esto es necesario proponerle al propietario un plan diagnóstico que permita encontrar la patología presente.
Para llegar al diagnóstico definitivo debemos recorrer una serie de pasos que conduzcan al diagnóstico final.
Comenzando con una buena clínica que nos permita a través del examen médico, la localización de la dolencia del paciente. Todos sabemos que con la sintomatología y las técnicas semiológicas podemos aproximarnos en qué parte del aparato digestivo se encuentra la patología. Luego con los métodos complementarios de estudio es posible poner nombre y apellido a la enfermedad.
Las técnicas de diagnóstico más utilizadas en el aparato digestivo son los exámenes de laboratorio, los estudios radiológicos y la ecografía.
La endoscopia es otro método complementario cada vez más utilizada por los médicos veterinarios ya que aporta imágenes detalladas de forma, tamaño, consistencia y color de la lesión. Además, permite tomar muestras de biopsia y en muchos casos en el mismo acto, poder realizar endocirugía de la patología. Por tanto, el procedimiento confirma la localización, la extensión y el diagnóstico.
Comenzando con la faringe, encontramos tumores en diferentes partes de la misma. En orofaringe, la patología más frecuente de encontrar son los tumores amigdalinos. Siempre de presentación unilateral, muy invasivos localmente. Como en todas las patologías, el diagnóstico temprano juega a favor del paciente.
Aquí, la celeridad toma mayor relevancia dado que necesita remoción quirúrgica temprana ya que los márgenes de seguridad son muy estrechos. Otras de las patologías tumorales que podemos encontrar en ésta región son los tumores nasofaríngeos. Éstos van a generar primeramente alteraciones respiratorias por oclusión de los orificios nasales posteriores y luego al aumentar de tamaño producen alteraciones deglutorias, disfagias. En ventral de la cavidad nasal observamos en razas pequeñas más que en las grandes los mucoceles faríngeos por alteraciones en las glándulas salivales polistomáticas. Cómo todos los tumores de faringe pueden presentar tanto alteraciones respiratorias, deglutorias o ambas dependiendo de su ubicación y de su tamaño.
Las neoplasias que comprometen en el esófago producen básicamente signos de disfagia, dolor, pérdida de peso y alteraciones respiratorias por las complicaciones secundarias como neumonía por falsa vía. Los tumores esofágicos pueden ser de origen epitelial , murales o extramurales. Dentro de los tumores epiteliales se encuentran los carcinomas de células escamosas y carcinoma indiferenciados. Los mesenquimáticos serian los fibrosarcomas, sarcomas, leiomiomas. Dependiendo del tipo y presentación de tumor esofágico también podríamos hacer endocirugía.
En estómago las neoplasias se pueden presentar en diferentes partes del mismo y en diferentes profundidades. Pueden localizarse en la curvatura mayor, menor, antro pilórico, píloro, cardias y fundus gástrico. Los de mejor pronóstico son aquellos que se ubican en la curvatura mayor, de origen epitelial que invaden solamente la mucosa y que no comprometen los esfínteres. Lo importante es llegar a un diagnóstico precoz de la patología tumoral y esto se consigue al realizar un plan diagnóstico ante la presencia de los primeros signos de vómito crónico. Es decir cuando éstos tienen evolución de más de 15 días. Para ello la endoscopia cobra relevancia y aporta datos en imágenes y toma de muestras para llegar a definir la patología. Los tumores más frecuentes de encontrar son los carcinomas, adenocarcinomas y linfomas.
En Intestino delgado las neoplasias son menos frecuentes que en estómago y dentro de éste se presentan más en el primer tramo, es decir en duodeno. Con menos regularidad en yeyuno e ileon terminal. Debemos sospechas de la presencia de tumores en ésta parte del tubo digestivo cuando el paciente presenta pérdida de peso, melena, vómitos y diarrea. La ultrasonografía nos aporta datos de localización y compromiso de las capas intestinales. Además permite realizar la exploración de los ganglios mesentéricos y hay metástasis hepática o no. Para el diagnóstico definitivo la endoscopia suma imágenes y toma de muestras para histopatología. De ésta manera saber a que estirpe celular pertenece la neoplasia.
La presentación de tumores en intestino grueso es mayor que en el delgado. La porción en donde se encuentran con mayor frecuencia es en el colon descendente. Mucho menos en el transverso y ascendente . Al igual que en el ciego y las válvulas cecocólica e ileocóclica. Los pólipos y adenocarcinomas son de mayor presentación que los carcinomas infiltrativos que generan estenosis por invasión proliferativa hacia el lumen. La sintomatología de tumores en colon es tenesmo, materia fecal con moco y con sangre . A diferencia de los tumores de recto que presentan dificultad defecatoria con sangre entera. Finalmente en recto las patologías tumorales más frecuentes son pólipos y adenocarcinomas.
En humanos además de la localización el pronóstico de los tumores gastrointestinales está determinado por el tamaño y el índice mitótico.